Apariciones. Momento Cero. Ex Teresa Arte Actual

Fotografía:  Leo Luna
Said Dokins. Apariciones, 2012-2013. Instalación.
580 placas de acrílico con la inscripción de los desaparecidos políticos en México de 1972 a 1998 según registro del Comité Eureka (Comité Pro defensa de presos, perseguidos, desaparecidos y exiliados políticos de México) e H.I.J.O.S (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio).

Fotografía: Leo Luna.
Producción: Mark Scubd, Leo Luna y Jhovani Milián.
Testimonio fuente: Mario Álvaro Cartagena López "Guaymas", guerrillero perteneciente a la Liga comunista 23 de Septiembre y víctima de desaparición en la década de los setentas.
Sonorización:
Meztli Canales: Viola, Citlalli Durán: Fagot, Omri Fentanes: Guitarra y procesos electrónicos, Ángel Flores: Acordeón y percusiones, Erika Flores: Flauta transversa.
Registro Sonoro de ejecución musical: Beat York Insanidad Mental, Hardest crew.
Registro sonoro de testimonio y masterización: Fermín Martínez & Víctor Zaragoza
Proyecto para la colección del Museo Casa de la Memoria Indómita. Curaduría: Ignacio Vázquez y Claudia de la Garza.

Este registro fotográfico de Leonardo Luna pertenece a la exposición Momento Cero, en Ex Teresa Arte Actual. Agosto-septiembre 2013.
Momento Cero es una exposición colectiva de arte contemporáneo que tiene la intención de reflexionar sobre el tema de la memoria, el tiempo, el espacio y el habitar, a través de diversas prácticas artísticas. Se inauguró este16 de agosto de 2013 y permanecerá abierta al público hasta el 22 de septiembre de 2013. Participan Adrián Monroy, Antonio Guerra, Icetrip, Leomar, Jesús Jiménez, Said Dokins y Raúl Bello, bajo la curaduría de Miguel Ángel Estévez y Carlos Jaurena.

Fotografía:  Leo Luna

Apariciones
Al igual que los rayos ultravioletas, el recuerdo le muestra a cada uno en el texto del libro de la vida la escritura invisible que, a la manera de una profecía, glosaba dicho texto.
Walter Benjamin. Calle de dirección única.[1]
“Apariciones” aborda la idea de visibilidad y ocultamiento como operaciones que establecen conexión con el ejercicio de la memoria. Busca confrontar los mecanismos de desaparición forzada de personas como terrorismo de Estado, contra la memoria de los luchadores sociales de mediados y finales del siglo pasado. Por un lado, el Estado intenta desaparecer, física y simbólicamente, cualquier tipo de acción o imaginario que exceda la norma establecida por la hegemonía a través de su disolución, ya sea con la incorporación a su sistema o la creación de un supuesto enemigo potencial al cual hay que destruir para salvaguardar el orden social. En este sentido, cada desaparición es una borradura del texto revolucionario. Por otro lado, desde la insurgencia aparece esta constante recuperación de la memoria para mantener el sentido del movimiento y exigir la justicia de todos los desaparecidos y asesinados. Este acto de reinscripción sólo se puede hacer a través de su materialización mediante el fetiche, es por eso que las madres del Comité Eureka caminan junto con sus desaparecidos con una fotografía de ellos colgada en el cuello; como dice Walter Benjamin en su texto La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica:

 “En el culto al recuerdo de los seres queridos, lejanos o difuntos, tiene el valor de culto de la imagen su último refugio. En la expresión fugaz de un rostro humano en las fotografías más antiguas destella así por última vez el aura”.[2]

Fotografía: Marco Antonio Cruz

Fotografía: Marco Antonio Cruz

El aparecer de los nombres de los desaparecidos como acto de reinscripción desde una poética de representación espectral, es lo que atañe a esta pieza, montaje que tensiona la inscripción y la borradura, la aparición y la oclusión, entre la fugacidad del recuerdo y la perpetuidad de la memoria.

La instalación consiste en la colocación de 580 tiras de plástico traslúcido, que forman a su vez un espiral circular en forma de cono invertido. En cada tira se inscriben los nombres de desaparecidos políticos en caligrafía con tinta de seguridad (con luz normal se ve transparente pero se activa con luz negra).

En el suelo aparece una serie de líneas que simulan un reloj y en las paredes se lee un texto de Theodor Reik que dice lo siguiente:
“La función de la memoria es la protección de las impresiones, pues el recuerdo tiende a su deterioro. La memoria es en lo esencial conservadora, mientras el recuerdo es destructivo”[3]
Fotografía: Leo Luna 
Mediante un dimmer automático, una iluminación de luz negra se enciende y y se apaga lentamente. De este modo, las inscripciones de los desaparecidos aparecen cada vez que la luz negra se intensifica y desaparecen cuando se apaga, mostrando las tensiones entre luz y oscuridad, justicia e impunidad, memoria y olvido, en distintos matices. Asimismo, el ambiente sonoro esta conformado por testimonios de desparecidos políticos y sus familiares, así como de sonidos fúnebres.

Frente a las políticas del olvido y el recuerdo indiferente, Apariciones es una reinscripción desde la oscuridad, desde ese otro lado que siempre aparece oculto ante los medios, como espectro mismo de tensión entre ejercicio de poder de Estado y resistencia dentro de la lucha de clases.
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[1] Calle de dirección única. Obras IV, 1, p. 82.
[2] La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica (primera redacción) Obras I, 2, p. 21
[3] Sobre algunos motivos en Baudelaire. Theodor Reik. Der überraschte Psychologue, Leiden, 1935, p. 132. Cit. en W. Benjamin, Op cit., p. 213 


Fotografía: Leo Luna